viernes, 10 de mayo de 2024

¿FORMAN PARTE DEL PROGRAMA DE DESPOBLACIÓN LAS “VACUNAS” COVID-19?

Cada día aparecen nuevos informes sobre las secuelas que están dejando en la población las “vacunas” Covid-19. Tal es así, que muchos gobiernos, entre ellos el español, empiezan a tener que dar explicaciones de por qué insistieron en aplicar una “vacuna” que no estaba aprobada ni testeada y que, además, como se demostró, ni protegía ni evitaba el contagio ni era eficaz ni segura.

Recientemente, nuestro exministro de Sanidad, Salvador Illa, se ha visto obligado a hacer unas declaraciones en las que se inhibe, tanto él como el Ministerio de Sanidad, de cualquier responsabilidad por los daños que están ocasionando las “vacunas”. Concretamente, ha dicho que en España no se obligó a nadie a vacunarse, que la gente acudió voluntariamente y que él, el Ministerio de Sanidad y los profesionales de la salud lo único que hicieron fue animar a la población a inocularse.

¿Este señor es tonto de baba o los tontos de baba somos nosotros? Porque vamos a ver. Animar es, por ejemplo, “animo a la gente a vacunarse por esta u otra razón, la que sea”. Sin embargo, lo que se hizo fue que si no te vacunabas, y no tenías el “pasaporte” Covid, no podías viajar, acompañar a un familiar al hospital, trabajar, entrar en un restaurante y un montón de cosas más. Y para más inri, en televisión se hizo una campaña de odio descomunal contra los no vacunados, tratándoles de negacionistas, apestosos, bebe lejías y diciendo lindezas como: “Hay que vacunarles por lo civil o por lo militar”, “Es necesario hacerles la vida imposible”. “Que se les prohíba la atención médica”. “Hay que excluirles de la sociedad”. Y la más increíble de todas: “Ya nos encargamos nosotros de que tú no te mueras por gilipollas. Sí, todo esto se decía constantemente en televisión las 24 horas del día los 7 días de la semana.

Eso, Señor Illa, no es animar, eso es coaccionar, que es muchísimo más mezquino que el obligar.

Por otra parte, pensar que el Gobierno –que jamás se ha preocupado por nuestro bienestar- de repente antepusiera nuestra salud a la economía, da que pensar. Si te acuerdas, dijeron que paralizaron la economía por salvarnos la vida. ¡Venga ya! Que somos imbéciles, pero no tanto. Según sus cálculos más pesimistas, la “pandemia” podría llevarse por delante al 0.2% de la población mundial. Sin embargo, no creo yo que por esa “minucia” (para ellos, naturalmente) pararan el mundo. El objetivo, está claro, tuvo que ser otro.

El Gobierno dice que todo lo hizo para salvar vidas. ¿Seguro? Porque ese mismo Gobierno que nos encerró, nos obligó a usar mascarillas y nos vacunó para salvar vidas está dando armamento a Ucrania para matar a personas. Es el mismo Gobierno que gestiona una sanidad pública de pena, donde las demoras para consultar con un especialista son interminables y las listas de espera para una intervención quirúrgica inasumibles, que le está costando la vida a miles de personas. Y sí, es el mismo Gobierno que ahora no se hace responsable de las víctimas de las “vacunas” Covid-19, abandonándolas a su suerte.

¿Es así como nuestro Gobierno cuida de nosotros? Pues con amigos como este (nuestro Gobierno) para que queremos enemigos.

Cada día es más incuestionable que la falsa pandemia sólo tuvo un objetivo: inocular la máxima cantidad posible de dosis al mayor número de personas en todo el mundo.

Recordemos que la distribución y posterior inoculación generalizada de estas “vacunas” experimentales fue permitida bajo la autorización de uso de emergencia. Por lo tanto, se eximió a los fabricantes de toda responsabilidad.

Pero que se exima de responsabilidad a los fabricantes no quiere decir que no estén causando daños importantes a los inoculados.

Los informes oficiales de varios gobiernos han hecho sonar todas las alarmas, al documentar un número sin precedentes de exceso de muertes, por todas las causas, desde la administración generalizada de las “vacunas” Covid-19.

Veamos los datos oficiales del exceso de muertes producidas en algunos países a raíz de las inoculaciones.

-Estados Unidos sufrió un exceso de muertes de 674.954 en 2021 y luego un exceso de 434.520 muertes en la semana 49 de 2022. Esto equivale a más de 1,1 millones de muertes en exceso, en casi dos años, desde que fueron implantadas las “vacunas”.

-Canadá sufrió un exceso de muertes de 35.318 en 2021 y luego un exceso de 25.333 muertes en la semana 34 de 2022. Esto se compara con un exceso de 31.042 muertes en 2020 en la semana 53. Sin embargo, al observar las cifras hasta la semana 34, tanto en 2020 como en 2021, queda claro que 2022 ha sido, de hecho, el peor año en cuanto a exceso de muertes, con diferencia.

-Las cifras oficiales de EuroMOMO, que incluye el Reino Unido y otros 26 países de Europa, revelan que la mayor parte del continente sufrió un exceso de 375.253 muertes en 2021 y 404.6000 muertes adicionales en 2022, lo que equivale a un exceso de 779.853 muertes en los dos años.

-Australia tuvo un exceso de 11.068 muertes en 2021 y luego, sorprendente, un exceso de 22.730 muertes en la semana 38 de 2022. Esto contrasta con 2020, cuando solo se registró un exceso de 1.306 muertes en pleno apogeo de la “pandemia” y antes del lanzamiento de las “vacunas”. Por lo tanto, Australia sufrió un impactante aumento del 1.640% en el exceso de muertes en solo 39 semanas a lo largo de 2022, en comparación con 53 semanas a lo largo de 2020.

-Nueva Zelanda sufrió en 2021 un exceso de 2.169 muertes y luego un sorprendente exceso de 5.286 muertes en la semana 49 de 2022. Estas son cifras impresionantes para una población de 5 millones de personas. Sin embargo, en 2020 se registraron 160 muertes menos de las esperadas en el punto álgido de la pandemia. Por consiguiente, Nueva Zelanda sufrió un impactante aumento del 3.404% en el exceso de muertes en 49 semanas a lo largo de 2022 en comparación con 53 semanas a lo largo de 2020.

Este dramático aumento del exceso de muertes pone de manifiesto que ese interés por vacunar con varias dosis a toda la población mundial no tenía el propósito de acabar con la falsa pandemia, sino un objetivo mucho más perverso. Y lo más preocupante de todo, es que aún no sabemos qué repercusiones tendrán las “vacunas” a largo plazo.

Estos son datos irrefutables que cualquiera puede comprobar. Pero si los relacionamos con lo que dice el FEM, a través de su ideólogo, Yuval Harari, puede que se nos pongan los pelos como escarpias y empecemos a ver con más claridad lo que está sucediendo.

El FEM dice que ahora ya no se necesita a la gran mayoría de la población, puesto que el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial y la bioingeniería permitirán reemplazar a estas personas.

Sí, has leído bien. Esta gente ya no cuenta con la mayoría de nosotros. Lo dice abiertamente. Lo inverosímil, es que todavía hay gente que niega la mayor: que hay en marcha un plan de despoblación.

Este blog lleva denunciando, hasta la saciedad, que estamos siendo eliminados por una élite de maniacos que utilizan todos sus recursos tecnológicos, financieros, políticos y mediáticos para llevar a cabo un programa de despoblación mundial. Dicha despoblación significa -aunque la gente se niegue a creerlo- eliminar físicamente al mayor número de seres humanos que ellos consideran prescindibles.

Lamentablemente, los acontecimientos desarrollados recientemente sugieren que está afirmación no es especulativa. Los datos objetivos indican que las “vacunas” están ocasionando estragos. Si a esto le sumamos el veneno que comemos, lo que cae de nuestros cielos, las excesivas radiaciones que recibimos de tecnologías como la 5G, la crisis energética, la inflación y la crispación de las masas a través de la política, lo que tenemos es un cóctel perfecto para acabar con el mayor número de personas que, según el Foro Económico Mundial (FEM), sobran.  

El FEM es una organización privada con sede en Suiza (como no). Formalmente, no representa a nadie ni habla en nombre de ningún gobierno o institución. Por lo tanto, no tiene ningún derecho a organizarnos la vida. Sus miembros no han sido elegidos por nadie ni nadie le ha otorgado poder para planificar el futuro de la humanidad. Entonces, ¿por qué lo hace? Porque quiere, porque puede, y porque, tristemente, no hay nadie que se lo impida. Así de simple.

Ilya Prigogine fue un físico, premio Nobel de Química, que estudio la termodinámica de los sistemas abiertos. Su estudio se basa en la reacción de Belousov-Zhabotinsky (una reacción oscilante que sirve como ejemplo clásico de la teoría del caos). Según Prigogine, un sistema abierto, como un ecosistema o la sociedad humana, necesita un aporte incesante de energía. En el caso de la sociedad humana, la energía proviene de la economía, la electricidad, la comida, la sanidad, los combustibles, la red de infraestructuras, etc. Este aporte de energía es necesario para poder subsistir, ya que de lo contrario colapsaría y significaría la muerte de millones de personas.  

¿Y qué estamos viendo ahora? Pues que los dueños del mundo, con las nuevas tecnologías en su poder, ya no necesitan una tercera guerra mundial para deshacerse de la población “sobrante”, dado que, como ya hemos visto antes, si a un sistema abierto, como la sociedad humana, le quitas la energía (electricidad, comida, sanidad, combustible, etc.) crearás un caos absoluto y colapsará. Y esto, querido lector, es lo que se está llevando a cabo en este momento. Lo alucinante, es que no engañan a nadie, ya que llevan diciéndolo desde hace décadas.

Y nosotros, ¿es que no tenemos nada que decir? Lamentablemente, nuestra pasividad pone de manifiesto que nos importa un bledo. Así que si a nosotros no nos importa, imagínate a ellos. 

martes, 30 de abril de 2024

A UN PASO DEL CONTROL TIRÁNICO TOTAL DE LA HUMANIDAD

No hay una frase que defina mejor el mundo en que vivimos que la que escribió Ramón de Campoamor en su famoso poema “Las dos linternas”: “En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Evidentemente, así es.

No ha habido época en la historia de la humanidad en que no se haya dicho que las diferencias entre algunos de los distintos pueblos que habitan el planeta son insalvables. Sin embargo, diferencia, lo que se dice diferencia entre los seres humanos, no hay. Porque vamos a ver, ¿qué diferencia hay entre un coreano del norte y un coreano del sur? Quitando el grado de libertad, por razones obvias, ninguna, ya que morfológicamente son iguales: individuos inteligentes de la misma raza y especie. Entonces, ¿qué es lo que hace insalvable las diferencias entre estos dos pueblos? Sus respectivas creencias. Nada más.

Desde siempre el poder ha tenido sumido al pueblo en una serie de creencias -concebidas por el mismo poder, naturalmente- para mantenerle controlado. Sin estas creencias le sería imposible doblegar a una masa de individuos que le supera en número en una proporción desorbitada. Es de esta manera como se ha conseguido la sumisión total de las masas y no por la fuerza.

Nos guste o no, las creencias se han vuelto imprescindibles para nuestra comprensión del mundo que nos rodea y para nuestra vida cotidiana. De por sí, actuamos en función de nuestras creencias, dado que influyen de una manera radical en nuestra identidad, motivación, bienestar emocional y pertenencia social. Al final, las creencias nos han convertido en lo que somos.

Evidentemente, lo que acabo de exponer es bien sabido por el poder y lo utiliza constantemente. O si no, ¿cómo crees que nos maneja nuestro gobierno? Pues a través de nuestras creencias, naturalmente.

Dicho esto, cualquiera que no sea demasiado imbécil se habrá dado cuenta de que ahora se está “reeducando” a la población con toda una sarta de nuevas creencias (ideología de género, cambio climático antropogénico, etc.).

Y, ¿para qué se está reeducando a la gente, te preguntarás? Indudablemente, para que acepte el Nuevo Orden Mundial orwelliano que ya está en marcha.

El público, en general, no está prestando atención –entre otras cosas porque no se lo cuentan los medios de comunicación- a una importantísima reunión de la ONU, “La Cumbre del Futuro”, que se celebrará en septiembre de 2024. En esa reunión se quiere implementar una serie de reformas en la estructura de la ONU, para darle todo el poder en el caso de cualquier emergencia climática, sanitaria, económica, geopolítica, ambiental, etc.

Lo que se pretende, en definitiva, es dar el último paso -después de que sea aprobado el nuevo Reglamento Sanitario Internacional de la OMS- para que la ONU se convierta de facto en el único Gobierno Mundial.

Cuando esto se produzca, el Secretario General de la ONU tendrá todo el poder para declarar una crisis –la que sea- y someter al mundo entero a lo que considere oportuno para supuestamente paliar dicha crisis que, obviamente, podría ser indefinida. Esto significa que la ONU tendrá el control sobre las personas y sus bienes a lo largo y ancho del planeta. Y aunque a algunos les cueste creerlo, todo parece indicar que llegará pronto.

Puede que haya gente que piense que no es tan grave tener un único Gobierno Mundial. Sin embargo, ya hemos visto, a través de la historia, lo que significa concentrar el poder.

La idea de matar a millones de personas no es nueva para los maniacos que dominan el mundo, lo han hecho muchas veces. La última durante la falsa pandemia. En este caso utilizaron una nueva estrategia. Establecieron un escenario para reducir la fuerza laboral activa de los países. Al enfermarnos, o simplemente decirnos que no podíamos ir a trabajar porque no dábamos negativo en una prueba PCR, el resultado fue “menos de todo”: menos médicos, menos trabajadores de servicios públicos, menos trabajadores de la industria alimentaria, menos repartidores, etc.

A consecuencia, vimos como los supermercados sufrían una gran escasez de suministros, ya que los alimentos no se pudieron procesar, envasar, entregar y poner en los estantes. En definitiva, al reducir la fuerza laboral básicamente se empobreció y arruinó a millones de personas, abocándolas a una vida de miseria que, en algunos casos, llegaron a provocarles la muerte.

El arma más mortífera del mundo para acabar con las personas son las hambrunas controladas. Aquellos que son atacados con este arma no pueden defenderse. No importa lo bien armados que estén, no pueden combatir una hambruna. Además, los perpetradores no necesitan utilizar ejércitos ni bombas ni precisan de la destrucción de infraestructuras. Y lo más importante, es que no tarda mucho tiempo en hacer efecto.

Cualquiera que piense que las hambrunas no se pueden evitar es que es un ingenuo de tomo y lomo. No tiene más que hacerse la siguiente pregunta: ¿cómo se puede pagar 1.000 millones de euros por la clausula de rescisión del contrato de un futbolista y, sin embargo, no haya dinero para dar de comer a la población? Algo no cuadra, ¿verdad?

Pero volvamos a la ONU. La ONU ha dicho hasta la saciedad que somos demasiados, que ocupamos mucho espacio, que consumimos cuantiosos recursos, y que, por lo tanto, debemos reducir drásticamente la población. Y no sólo lo dice, sino que, además, ha creado una agencia dedicada a esto, llamada Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Dicha agencia utilizará, evidentemente, todas las herramientas a su alcance (guerras, hambrunas, pandemias, crisis económicas, energéticas, etc.) para ir reduciendo paulatinamente la población. Sin embargo, la manipulación persistente de las masas, frustrado constantemente sus aspiraciones, esperanzas y sometiéndolas a miedos infundados a través de las creencias, han sido más efectivas a la hora de crear una sociedad anodina con la que hacer lo que les dé la gana. De hecho, hicieron que acudiera voluntariamente a su propia ejecución durante la falsa pandemia, donde convencieron a la gente para que se inoculase un veneno del que nadie se hizo responsable.

Estamos a un paso del control tiránico total de la humanidad. El Nuevo Orden Mundial ha dejado de ser una teoría de la conspiración para convertirse en una conspiración real. Ya ha llegado, ¡vaya si ha llegado! ¿O es que no has visto cómo nos toma por imbéciles nuestro Presidente de Gobierno? En fin, sin comentarios.


sábado, 20 de abril de 2024

TRATADO DE PANDEMIAS: UNA NUEVA NORMATIVA QUE SOMETERÁ Y ESCLAVIZARÁ COMO NUNCA A LA POBLACIÓN Y QUE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LOS POLÍTICOS IGNORAN

El mes de mayo de 2024 marcará el punto final de nuestras “democracias”, tal y como las conocemos, relegándolas a ser simples transmisoras de órdenes de una institución supranacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS), brazo ejecutor del programa globalista de Naciones Unidas (ONU).

Entre el 27 de mayo y el 1 de junio de 2024, tendrá lugar en Ginebra la 77ª Asamblea Anual de la OMS. En ella -si nadie lo remedia- se dará un golpe de estado mundial, que afectará a todos los Estados miembros de la OMS, ya que en el nuevo Reglamento Sanitario Internacional (RSI), que se pretende aprobar en dicha asamblea, se dice claramente que el Director General de la OMS tendrá plenos poderes para decretar cualquier emergencia sanitaria internacional.

Según se recoge en el documento, en el momento que se firme el nuevo RSI, donde va incluido el Tratado de Pandemias, el acuerdo será jurídicamente vinculante para todos los Estados miembros. Esto quiere decir que a partir de entonces la OMS adquirirá la potestad de declarar pandemias con su exclusivo criterio, o lo que es lo mismo, a su antojo. Este nuevo Reglamento le conferirá la facultad de dictar a los Estados miembros las medidas totalitarias que considere oportunas. Por lo tanto, será la OMS quien decidirá la narrativa oficial que debe imponerse y la que debe censurarse, la que ordenará confinamientos o vacunas obligatorias y la que determinará si podremos viajar o no y a dónde, entre otras cosas. En definitiva, dispondrá todo aquello que le venga en gana y sus dictados serán jurídicamente vinculantes, no simples sugerencias como hasta ahora.

Evidentemente, si dejamos que se apruebe este Reglamento la OMS se erigirá en única poseedora de la “ciencia de la salud”, que incluirá una sola salud para todas las personas, para todos los animales y, por supuesto, para todo lo que confiera a la salud del planeta. La OMS se convertirá, entonces, en una autoridad supranacional de “salud pública”, que ejercerá poderes cuasi legislativos y ejecutivos sobre los Estados miembros. Así, por ejemplo, podría darse el caso de que la OMS declarase una emergencia climática en una región determinada, porque se esperen temperaturas más elevadas o más bajas de lo que es considerado habitual, decretando un confinamiento de 10-20 días, con toque de queda incluido.

Es sorprendente que un evento de esta transcendencia esté siendo ninguneado por los políticos y ocultado por los medios de comunicación. De hecho, toda la pantomima mediática de la actualidad mundial no es más que una distracción ante el acontecimiento más importante de nuestra reciente historia que cambiará para siempre el rumbo de nuestras vidas.

Lamentablemente, el pueblo, que, entre otras cosas no sabe la que se le viene encima, no puede legalmente hacer nada, ya que no está previsto ningún mecanismo de consulta ni de control. Si a esto le sumamos que nadie de la OMS ni de la ONU ha sido elegido democráticamente, y que todos han sido nombrados a dedo y sin transparencia alguna, nos encontraremos de la noche a la mañana inmersos en una dictadura, viéndonos avocados a acatar sus órdenes.

La entrada en vigor del nuevo RSI supondrá que tanto el Director General de la OMS como los directores regionales obligarán a los gobiernos a cumplir sus “recomendaciones”. Con ello, la burocracia sanitaria internacional quedará bajo la dirección de la OMS. Se implementarán, por ejemplo, nuevos comités de vigilancia para que se cumpla el nuevo Reglamento. También es muy probable que se cambie la definición de las enfermedades más comunes para convertirlas en “brotes pandémicos”. Y lo más importante, se otorgará a la OMS autoridad suficiente para controlar recursos como el dinero, productos farmacéuticos, derechos de propiedad intelectual, etc. En definitiva, la OMS se erigirá en el único gobierno mundial disfrazado de “ciencia de la salud”. Y lo que antes era respeto por los derechos humanos, por la dignidad y las libertades fundamentales de las personas, pasarán a ser historia y todo serán principios de “equidad”, “inclusividad” o “bien común”, tal y como ya estamos viendo.

Llevamos años siendo preparados para esto. La falsa pandemia, las nuevas ideologías de género, la inmigración masiva, las políticas (ya aprobadas por la UE) de identificación digital o el cambio climático antropogénico, entre otras cosas, están destruyendo intencionadamente el sentimiento nacional actual de los Estados, con el propósito de ir hacia un único gobierno mundial.

El éxito rotundo que significó la falsa pandemia ha dado alas a las élites para avanzar en el control total de la humanidad. Desde entonces, se han producido los cambios necesarios para afianzar e institucionalizar el nuevo modelo de control político y social.

Las futuras emergencias sanitarias, que la OMS considere oportunas, relegarán a papel mojado las disposiciones fundamentales de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Desaparecerá la libertad de expresión, el derecho al trabajo, la privacidad y todo aquello que, según la OMS, atente contra la salud pública.

En concreto, lo que se pretende es convertir el mundo en un Estado de bioseguridad globalizado. Todo lo que aconteció durante la falsa pandemia fue con ese fin. Eso del calentamiento global, las guerras de Ucrania, Gaza y ahora el ataque iraní a Israel o la gran amenaza populista que supone Putin no son más que “juegos geopolíticos” para hacer creer al “populacho” que todavía hay Estados independientes que luchan por su libertad. Sin embargo, todo en el mundo está perfectamente controlado por quienes verdaderamente ostentan el poder.

Lo que acabo de exponer no es ninguna teoría de la conspiración. Al contrario, es una conspiración real contra la toda humanidad. Tanto los presidentes Macron, Trudeau, Biden, Pedro Sánchez o Ursula von der Leyen –sólo por citar algunos- están a favor de este nuevo RSI, que se someterá a votación el 26 de mayo de 2024.

Sin embargo, parece que la batalla aún no está perdida. Algunos países como Estonia, Malasia, Irán, Filipinas, Brasil, Uganda y algún que otro país más del continente africano se han negado a aceptar las propuestas autoritarias de la OMS. ¿Serán suficientes estos países para revocar el nuevo Reglamento? ¿O será otra de sus estrategias para hacernos creer que todavía quedan Estados soberanos? Verdaderamente no lo sé. Yo simplemente soy otro pobre infeliz que pulula por estos lares con la esperanza de que algún día la humanidad despierte de su letargo y no se deje amedrentar, avasallar y, en último caso, aniquilar por un puñado de psicópatas, que no llegan al 0,0001% de la población mundial. 

miércoles, 10 de abril de 2024

UNA ÉLITE DE MANIACOS JUGANDO SISTEMÁTICAMENTE A SER DIOSES

Muy pocas personas se han parado a pensar qué es lo que realmente ha mejorado nuestras vidas. ¿Ha sido el dinero? Obviamente no. El dinero no se come ni es un recurso que sirva para nada. Es un invento del ser humano para intercambiar bienes y servicios, nada más. ¿Es la política? Ni de coña. Los políticos no entienden de nada y sólo dictan leyes sobre problemas que no saben resolver. ¿Es la religión? Por supuesto que tampoco. La religión no es más que un alivio emocional e intangible para aquellas personas que lo necesitan. Entonces, ¿qué es? La respuesta es simple. La responsable de mejorar nuestras vidas ha sido y es la tecnología.

Hasta ahora la tecnología ha supuesto un avance descomunal para la humanidad mejorado la vida de muchísimas personas. Sin embargo, no todo el mundo la utiliza de una manera racional e inteligente. Me refiero a esa élite todopoderosa que ansía dominar el mundo y la tecnología se lo está poniendo a huevo.

La idea de que el futuro del ser humano implica la transformación de las personas en "ciborgs" (seres humanos mejorados con tecnología) es un tema recurrente del Foro Económico Mundial (FEM) que, de momento, es una especulación, no una certeza. Y aunque actualmente ya se está utilizando cierta integración tecnológica en humanos, como prótesis avanzadas, implantes médicos o tecnologías de interfaz cerebro-computadora, que han mejorado las capacidades humanas en diversos aspectos, llegar a desarrollar un ser humano con una inteligencia extraordinaria, mediante implantes tecnológicos, todavía no es factible a día de hoy.

Que alguien quiera hacer de conejillo de indias y experimentar en su propio cuerpo este tipo de cosas, siempre que sea por voluntad propia, no me parece mal. Ahora bien. Lo que no es aceptable, de ninguna de las maneras, es que un determinado grupo de personas esté constantemente poniendo en peligro a toda la humanidad con ocurrencias tales como la manipulación genética, la creación de armas biológicas, la interferencia climática o exponiéndonos a todos a un exceso de radiaciones no ionizantes. Y esto sólo por citar cuatro de las muchas barbaridades que son llevadas a cabo en nombre de la ciencia, la salud, la seguridad o el progreso.

Empecemos con la manipulación genética.

La manipulación genética, especialmente en el contexto de la modificación de organismos vivos, está teniendo una serie de consecuencias muy negativas. La introducción de cultivos transgénicos está amenazando la diversidad genética de las especies silvestres relacionadas y afectando a los insectos polinizadores como las abejas. Crear "superorganismos", que desplazan a las especies naturales y alteran los equilibrios ecológicos, es simple y llanamente poner en riesgo la vida tal y como la conocemos, ya que es difícil prever todas las posibles consecuencias de la modificación genética en los organismos y los ecosistemas en general. De hecho, desde que empezaron estas manipulaciones genéticas el número de cánceres se han multiplicado exponencialmente, llegando a ser casi imposible encontrar a nadie que no tenga o haya tenido un cáncer en su familia.

Sigamos con las armas biológicas.

Las armas biológicas son una realidad a día de hoy. Principio del formularioEl uso de nanopartículas de lípidos utilizadas como armas biológicas es una temeridad muy preocupante. Las nanopartículas de lípidos son diminutas estructuras compuestas de lípidos, que pueden ser diseñadas para transportar y liberar agentes biológicos como toxinas u otras sustancias peligrosas. Además, podrían ser diseñadas para evadir los sistemas de defensa del cuerpo humano o para resistir los tratamientos médicos convencionales. El uso de armas biológicas es considerado un crimen de guerra y está prohibido por tratados internacionales, como la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas. Sin embargo, esos tratados son en realidad papel mojado, ya que si se fabrican es porque se tiene la intención de utilizarlas.

Y ahora una pregunta incómoda. Dado la coacción obsesiva para inocular a toda la población mundial no una, sino dos, tres, cuatro o cinco dosis de la “vacuna” Covid-19, ¿cómo podemos estar seguros de no haber recibido un arma biológica? Las muertes repentinas, los llamados cánceres exprés, las miocarditis y todo tipo de lesiones cardiovasculares y de otra índole son la prueba evidente de que las “vacunas” están causado más daño que el propio Covid-19, por mucho que se escondan estos datos debajo de la alfombra.

Veamos ahora las consecuencias de interferir en el clima.

La geoingeniería es la encargada de modificar deliberadamente y a gran escala el clima terrestre. Hoy en día ya es una realidad que mediante la introducción de pequeñas partículas de yoduro de plata o sulfato de cobre en las nubes se pueda provocar la formación de gotas de lluvia o copos de nieve. También se puede reflejar la radiación solar de vuelta al espacio mediante espejos o rociando con aerosoles la atmósfera para crear nubes artificiales que reflejen la luz del Sol. Y todo ello con la excusa de luchar contra el calentamiento global, cambio climático o como lo quieran llamar. Evidentemente, una tecnología así implica la capacidad de poder crear sequías e inundaciones a voluntad. Y, claro está, si alguien llegara a controlar el clima a nivel global también será capaz de dominar el mundo.

Pensar que la manipulación del clima no tiene consecuencias es absurdo, ya que el clima, junto a la luz solar, el agua y el suelo son características claves de un ecosistema terrestre, y si se manipula alguna de ellas puede afectar a la vida en todo el planeta.

Respecto al abuso de las radiaciones no ionizantes, y las diversas consecuencias negativas que tienen para la salud, nadie dice nada al respecto. Estar demasiado tiempo delante de un ordenador, televisor, teléfono móvil o vivir cerca de un enjambre de antenas de telefonía móvil está más que demostrado que produce trastornos del sueño, efectos adversos sobre el sistema nervioso, problemas reproductivos, alergias electromagnéticas y, sobre todo, cáncer. Entonces, ¿quién es esta gente para someternos a estos constantes peligros para nuestra salud?

Todos estos diabólicos “jueguecitos”, que la élite dominante está llevando a cabo a espaldas del público, son peccata minuta en comparación con lo que pueden llegar a hacer con la Inteligencia Artificial (IA). Pero esa es otra historia.

Indudablemente, jugar a ser dioses con la biología, el clima o las radiaciones no ionizantes, sin contar con nosotros, debería estar seriamente castigado, ya que al final somos toda la humanidad la que pagamos las consecuencias. De hecho, los efectos de estas manipulaciones están teniendo impactos desastrosos en diferentes partes del mundo. Y aunque existe toda una legislación al respecto, los responsables siguen haciendo oídos sordos y son sistemáticamente absueltos de toda responsabilidad.

La élite mundial nunca ha sido tan depravada y perversa como lo es ahora. Y ante una sociedad anodina, donde el grueso de la población padece de una indiferencia enfermiza, campa a sus anchas.

El “populacho” ha sido lobotomizado para no cuestionar el sistema. De por sí, no se mete en política, simplemente vota y calla. Ante esta actitud, el sistema se ha corrompido de una manera escandalosa. De hecho, eso que se ha dado en llamar Estado de Derecho simplemente no existe. Tanto el Ejecutivo como el Legislativo y el Judicial son una amalgama de poderes que operan al unísono, y no actúan por separado como nos quieren hacer creer. Y para rizar el rizo, se les ha unido lo que en su día se denominó el cuarto poder, los medios de comunicación. En definitiva, todos son parte integrante de esta trama inmunda, vendida al poder global del dinero.

Los amos del mundo están jugando a ser dioses y a nadie parece importarle. Saben que el “populacho” cobarde, ignorante y servil ni se inmuta ante estas cuestiones. Así que si algo sale mal con alguno de sus “jueguecitos”, y se llevan por delante a media humanidad, le echarán la culpa al “populacho”, como han hecho siempre, y aquí paz y después gloria. 

sábado, 30 de marzo de 2024

EL MAYOR CRACK FINANCIERO DE LA HISTORIA CADA DÍA MÁS CERCA

En los últimos tiempos estamos viendo cosas inverosímiles: el precio de los alimentos y la energía por las nubes, unos impuestos desorbitados y unas leyes cada vez más draconianas. Sin embargo, en una sociedad tecnológica, como la actual, nada de esto tiene sentido, ya que tenemos capacidad suficiente para crear abundancia, reducir a la mínima expresión los impuestos y prescindir de leyes estúpidas, que sólo sirven para tener a la gente bajo control.   

El sistema financiero actual, del que todos dependemos, es un enorme aparato hipercomplejo que, sin embargo, no es más que un casino donde se apuesta sobre si un producto aumentará de precio o disminuirá. O dicho de otra manera, es una fantasía llena de papelitos, respaldados por otros papelitos, a los que los mercados financieros llaman “derivados”. Bueno, y ya ni siquiera eso, ahora sólo son numeritos apuntados en la base de datos de una computadora. Eso es todo.

¿Alguien sabe realmente cuántos billones de dólares representan los derivados financieros en el mundo? Pues no, nadie lo sabe. 

Según los “gurús economistas”, el crack financiero más devastador de la historia está a punto de producirse. Evidentemente, si esto llegara a suceder el “populacho” lo perdería todo de la noche a la mañana.

Este sistema corrupto tiene a los bancos centrales técnicamente en quiebra y al sistema monetario actual a punto de colapsar. Sin embargo, todo esto no es más que un plan para que los mismos banqueros dueños del mundo, que están ocasionado intencionadamente este caos, nos impongan un nuevo sistema basado en una moneda digital centralizada (CBDC): un asiento contable, programable y caducable con el que establecer una sociedad sin dinero físico, sin propiedad privada y, evidentemente, sin libertad. ¡Bienvenidos al “Gran Reinicio”!

La tecnología para llevarlo a cabo ya está disponible y sólo queda el encaje “legal” para quitárnoslo todo.

Según explica David Webb (analista de bolsa) en su libro "The Great Taking", para acometer esta expropiación total se han modificado leyes a escala internacional a espaldas de la opinión pública.

En 2008, David Webb fue testigo de la primera quiebra de un agente de bolsa. Le chocó que las cuentas de los clientes de este corredor de bolsa se cargaran a la masa de la quiebra del corredor, lo que nunca antes habría sido posible, ya que, a lo largo de la historia, los valores mobiliarios han sido siempre bienes personales. Como no le encajaba, se puso a investigar y descubrió que se debía a cambios en el Código Comercial Uniforme de Estados Unidos (contrato de garantía que determina usar los bienes personales como garantía). Siguiendo con su investigación, desveló que, una vez cambiado el Código Comercial Uniforme, se inició un proceso de armonización para consagrar este modelo en la legislación de todo el mundo, a través de la Unión Europea, creando lo que se denomina "Grupo de Seguridad Jurídica". Esto significa seguridad jurídica para que los acreedores garantizados (léase los bancos) puedan embargar los bienes de los clientes.

Según Webb, el sistema se ha modificado para poder transferir la propiedad a un nivel superior, especialmente en una crisis, con el fin de satisfacer las demandas del sistema de acreedores garantizados. Y cuando eso ocurra, las personas que creían estar protegidas, incluidas las instituciones y los fondos de pensiones más sofisticados, dejarán de tener protección.

En definitiva, han ideado este sistema para que los acreedores garantizados se hagan con todo: embargarán todas las acciones y bonos subyacentes, lo que les dará el control de todas las empresas públicas y, por supuesto, privadas.

Esto no es una mera teoría de la conspiración. Cualquiera que investigue un poco, descubrirá que los banqueros dueños del mundo están detrás de la Unión Europea y del Euro, de la Unión Norteamericana y del Amero, además de ser los impulsores de la Agenda 2030 y el Nuevo Orden Mundial.

Y ahora la pregunta del millón: ¿Pero cómo podemos consentir cosas así? Pues muy sencillo: por ignorancia y cobardía.

Nuestra sociedad está colapsando debido a la ignorancia y cobardía del 80% de la población, que no hace otra cosa que escuchar y hacer caso de las tonterías que dice la televisión. 

Por si se te ha olvidado, hace 4 años esta gente aceptó lo inaceptable: consintió que le encerraran en su casa; permitió que sus mayores fueran asesinados mediante la eutanasia o quemándoles los pulmones al hacerles respirar oxígeno a una velocidad letal de 40 y 60 litros por minuto; se inyectó un tratamiento génico experimental, presentado de manera engañosa como una vacuna protectora, cuyos efectos secundarios, extremadamente graves y mortales, siguen siendo ocultados a día de hoy por las autoridades y los medios de comunicación; se prestó a usar una mascarilla, totalmente ineficaz, cuyo único propósito era el de hacerles callar; y lo peor de todo, se negó a escuchar a los verdaderos expertos tratándoles como teóricos de la conspiración.

¿De verdad crees que esta gente alguna vez va a reaccionar? Para eso primero tendría que saber lo que se le viene encima, que no lo sabe. Aunque creo que da igual, porque cuando le digan que tiene que abandonar este mundo, porque somos muchos, lo hará convencida y sin rechistar, como hace siempre.

La Unión Europea se está en caída libre con un déficit comercial de 155.000 millones de euros y una deuda del 97% de su PIB. Los Estados Unidos tienen un déficit comercial de más de un billón de dólares al año y 34 billones de deuda. Y España, tuvo en 2023 un déficit comercial de 40.300 millones y una deuda de 1,57 billones de euros.

Estos datos reflejan que Occidente, capitaneado por el imperialismo yankee, está en fase terminal. Se está autodestruyendo deliberadamente con todas esas políticas financieras y nuevas ideologías. Y lo hace con un único propósito: despoblar el planeta.

Que los dueños del mundo necesitan la devastación económica y el desastre social para establecer su tan ansiado Nuevo Orden Mundial, es más que evidente. Pero ahora explícaselo tú a ese 80% de la población que elección tras elección vota fielmente a sus propios verdugos, dándoles carta blanca para hacer con ellos lo que quieran.

Como dijo Julio César: “Alea jacta est”. 

miércoles, 20 de marzo de 2024

LAS INSTITUCIONES MASÓNICAS QUE DOMINAN EL MUNDO

Pensar que a día de hoy vivimos en Estados soberanos, y que somos nosotros los que con nuestro voto decidimos el devenir de las cosas, es de una ingenuidad supina y, por desgracia, la creencia de la gran mayoría. Sólo los que conocen hasta qué punto nuestros Estados están ligados a una vasta red internacional de instituciones mafiosas pueden entender lo que está pasando. Evidentemente, mientras los Estados se mantengan dentro de esta red nada cambiará.

Instituciones supranacionales en manos de los multimillonarios más poderosos del mundo ya se han hecho con el control del planeta. Ahora sólo les falta moldearlo a su antojo, lo que supone -como llevan diciendo hasta la saciedad- reducir drásticamente la población y que cada individuo este perfectamente catalogado, etiquetado y controlado.

Organizaciones, poco o nada transparentes, como el Club de Roma, la Orden de los Illuminati, el Club Bildelberg, el Comité de los Trescientos, el Consejo de Relaciones exteriores y un largo etcétera son las que verdaderamente ejercen el poder en el mundo. Y al mando de todas ellas están los masones, cuyo número se estima en alrededor de 6 millones en todo el planeta.

A día de hoy, prácticamente todo está en manos de la masonería, empezando por el Vaticano (por mucho que se empeñe el Vaticano en decir que ser masón es incompatible con ser católico), cosa que sorprenderá a muchos creyentes, pero que pueden comprobar ellos mismos en la numerosa bibliografía existente.

Todas estas organizaciones poco transparentes son, sin embargo, las que ejercen su influencia en las instituciones supranacionales más importantes del mundo.

La primera de todas es la ONU: una organización supranacional, creada en 1945, para la “preservación de la paz mundial” que, paradójicamente, desde su creación el número de guerras en el mundo se ha disparado. Fue fundada durante la Segunda Guerra Mundial por dos masones de alto grado: el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el primer ministro británico Winston Churchill. Esta organización no es ni mucho menos lo que parece y sólo sirve para proteger los intereses de las oligarquías.

Otra organización, que está tomando una relevancia cada vez más importante, es la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fundada en 1948, es el brazo ejecutor “especial” de la ONU. Es la responsable, entre otras cosas, de la esterilización de millones de mujeres en Kenia, India y otras muchas partes del mundo. También fue quien dirigió el experimento Covid-19, con sus millones de víctimas y cientos de miles de muertos, y ahora mismo está tratando de imponer un nuevo Tratado de Pandemias para llevar al mundo a una dictadura sanitaria.

La tercera en importancia es la Unión Europea (UE), punta de lanza del Nuevo Orden Mundial. Nació el 1 de noviembre de 1993. Cada vez está más claro que la UE es un instrumento masónico para el desmantelamiento de la democracia y la soberanía de sus Estados miembros. Actualmente, alrededor del 80% de las leyes de los Estados miembros las dicta la UE; es decir, que la Comisión Europea, -que no ha sido elegida por el pueblo- es quien dicta las normas.

Otra organización no menos relevante es el Foro Económico Mundial (FEM). Fundado el 24 de enero de 1971, es un club elitista que aglutina a los banqueros y empresarios más poderosos del mundo. Este foro está dirigido por la élite financiera masónica de más alto rango como son los Rothschild o los Rockefeller. El FEM quiere establecer una sociedad tecnocrática y transhumanista. Sus objetivos, según ellos, para 2030 son: imponer un gobierno mundial único, un nuevo sistema monetario global (las CBDC), el fin de propiedad privada (“no tendrás nada y serás feliz”) y la implantación de la Inteligencia Artificial a todos los niveles.

Luego tenemos la City de Londres: un Estado completamente independiente, dentro de otro Estado, como el Vaticano o Washington DC. La City de Londres está controlada por los Rothschild, donde más de 500 bancos hacen sus sucios negocios allí, dado que es intocable y está por encima del bien y del mal.

Llegamos ahora a la Reserva Federal (FED). Fundada en 1913 por un puñado de banqueros masones para controlar a voluntad la inflación y deflación. Con su Sistema de Reserva Fraccionaria han estado creando dinero de la nada y luego prestándolo a un interés usurero. Tiene, desde entonces, al Gobierno de los EEUU agarrado por los huevos.

Seguimos con el Banco de Pagos Internacionales (BPI), fundado en Basilea (Suiza) en 1930. Es, digámoslo así, el banco central de todos los bancos centrales. Se cuentan con los dedos de una mano los países en el mundo cuyo banco central haya permanecido fuera del alcance de las zarpas de los Rothschild, dueños y señores de este banco.

Y así podríamos nombrar muchas más instituciones francmasonas como las tres agencias de noticias más importantes del mundo (Agence France-Presse (AFP) Associated Press (AP) y Reuters), el bastión masónico de Washington DC; el World Wildlife Fund (WWF), Amnistía Internacional, el Vaticano, la UNESCO, Hollywood, el Pentágono y un larguísimo etcétera.

Esta, y no otra, es la autoridad más poderosa del mundo. Es la que impone sus reglas y la que está introduciendo la cultura occidental en todo el mundo -ya sea en China, la India o Arabia Saudita- con el fin de conseguir su tan ansiado único Gobierno Mundial.

La cultura occidental es, de hecho, un arma de destrucción masiva. Así se refleja en el panfleto “Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas”, donde se dice que el público no puede creer que sea atacado y subyugado por un arma llamada “cultura”. Y es que el mundo entero ha caído en la trampa de Occidente y su “cultura” políticamente correcta.

¿No lo ves? Pues es muy evidente. Empecemos con el cine, que no hace otra cosa que difundir ideologías y mensajes subliminales como, por ejemplo, a favor de la ideología de género. Luego está la música, con el rap como mejor exponente: algo anodino, machacón y de mal gusto, pero que cumple el cometido de aborregar a las masas. Le siguen los videojuegos,  que difunden violencia gratuita por doquier dirigida a la población más joven haciéndola tremendamente agresiva. Seguimos con las series televisivas, creando adictos a la caja tonta (no tan tonta) desde donde somos manejados y adoctrinados. Y luego está, como no, el omnipresente fútbol que, por cierto, hace mucho tiempo que dejó de ser un deporte para convertirse en una herramienta de control de masas y un suculento negocio. Si a esto le sumamos las drogas, incluido alcohol y tabaco, que producen desastrosos efectos tanto en la población adicta como no adicta, el cóctel explosivo está servido y sólo es cuestión de tiempo para que surta efecto.

La cultura occidental prácticamente ya se ha instalando en todas partes. No hay una gran ciudad del planeta que no tenga suburbios modernos donde instalar guetos para pobres e inmigrantes. Las grandes superficies y supermercados han proliferado como setas por todo el planeta en detrimento del pequeño comercio más personal. Los coches invaden todo el espacio urbano y se han hecho dueños de las calles. Y lo más importante, la cretinización del “populacho” es la misma en todos los lugares (lo vimos durante la falsa pandemia).

Pues bien. Todos estos conceptos han venido de EEUU: país elegido por los masones para imponer sus delirios a todo el planeta. Recordemos que EEUU es el país con el mayor número de masones del planeta (cerca de un millón, de los seis que hay en el mundo)

Y ahora una última reflexión. Si alguien en su sano juicio piensa que el “populacho” ignorante, sumiso, simplón y sin ideas propias es capaz de cambiar esto, por muchos ilusos bien intencionados que luzcan chalecos amarillos o convoquen tractoradas sin ser conscientes de que así no hacen otra cosa que colaborar con el sistema, debería hacérselo mirar.

Sin embargo, hay una cosa muy simple que sí podemos hacer y que tendría una enorme repercusión en el devenir de las cosas: dejar de votar. Pero mucho me temo que el “populacho”, que ha sido programado para estar constantemente asustado, piensa que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer y jamás dejará de votar. Cree que es su derecho, y su ceguera no le permite ver que le están tomando el pelo. 

domingo, 10 de marzo de 2024

ATAQUE INSTITUCIONAL A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Negar la existencia de censura en los medios de comunicación es tan absurdo como negar la evidencia del día y la noche. Cualquiera que tenga un mínimo se sentido común se habrá dado cuenta de que sistemáticamente hay unanimidad en todos los grandes medios de comunicación: cuentan lo mismo, demonizan lo mismo, ensalzan lo mismo y ocultan lo mismo. Ante esta tesitura, queda claro que esta gente no está ejerciendo el periodismo, sino que se limita a poner negro sobre blanco todo aquello que le dita la voz de su amo.

La censura hoy en día está tomando un cariz muy peligroso, llegando a convertir en delito la libertad de expresión. Es el caso de la Fiscalía Provincial de Valencia, que solicita una pena de tres años de prisión para un hombre que calificó la inmigración de invasión. Se le acusa de un delito de odio. ¡Hay que joderse con estos progres! ¿Desde cuándo el odio es un delito? Tanto el odio como el amor son sentimientos intrínsecos a la naturaleza humana y no pueden ser judicializados. Es tan absurdo como judicializar la tristeza, la felicidad o el miedo. Otra cosa es que se le haga daño a alguien porque se le odia; el delito está en el daño, no en el odio.

La Unión Europea y algunos presidentes de gobierno como Trudeau, Macron, Sánchez o Biden, entre otros, han declarado la guerra a los medios alternativos independientes, acusándoles de  ser los culpables de que los grandes medios de comunicación, controlados por grandes corporaciones, ya no tengan el mismo nivel de influencia sobre la opinión pública e incluso hayan perdido parte de su credibilidad. De ahí que estén preparando un montón de “leyes censura” para acabar con la libertad de expresión, y muy particularmente con la privacidad en Internet, pues pretenden que nos identifiquemos cada vez que entremos en la Red.

Pero el problema no es la censura en sí, que la hay, sino la inmensa cantidad de “personas de bien” que procesan obediencia ciega al discurso oficial de los grandes medios de comunicación. Y lo peor de todo, es que no aceptan que existan personas que, habiendo tenido la “osadía” de investigar y consultar otras fuentes, no piensen como ellos. Un ejemplo claro han sido los ataques, por parte de los grandes medios, a los disidentes de la narrativa oficial de la falsa pandemia y las “vacunas” de ARNm. La prueba evidente, es que aunque hoy en día se dispone de datos e información suficiente, como para demostrar que todo fue un engaño, los medios de comunicación hayan dejado el asunto en el olvido.

Los grandes medios de comunicación tratan de convencernos de que lo único fiable y veraz es lo que ellos nos cuentan y que el resto no son más que bulos, falsedades, teorías de la conspiración o ideología fascista. En honor a la verdad, he de decir que mayoritariamente lo consiguen (recuerda la campaña contra los no vacunados, donde sólo les falto meternos en la cárcel)

La mayoría de la gente no es consciente de que nos están literalmente idiotizando y privando de toda libertad de expresión. No se da cuenta de que su tremenda ignorancia y falta de interés, por conocer las cuestiones que van cercenando cada vez más su ya maltrecha libertad, son en realidad una forma muy sutil de esclavitud. En definitiva, la gente se ha vuelto tan dócil y sumisa, que sólo quiere que la entretengan y no moverse de su zona de confort.

Lo que impera en estos momentos es la mentira a todos los niveles. ¿Y quién es el culpable de que esto suceda? Evidentemente, la culpa es de todos nosotros, que estamos aceptando en silencio los cambios distópicos actuales.

Se está preparando toda una nueva retahíla legislativa para que todo aquel que ose cuestionar las conspiraciones reales del momento, como la ideología de género, el cambio climático antropogénico o el nuevo Tratado de Pandemias de la OMS, entre otras cosas, sea considerado enemigo público número uno de la sociedad y, por tanto, pueda ser perseguido.

Luego están las mentiras que los medios de comunicación difunden a los cuatro vientos como, por ejemplo, los desastres supuestamente provocados por el cambio climático. Sin embargo, la realidad es que ni los incendios se agravan, ni aumentan las catástrofes climatológicas (huracanes, tormentas, etc.), ni se derriten los casquetes polares, ni sube el nivel de los mares, ni se reduce la masa forestal ni nada de lo que pronosticaron en el pasado se ha cumplido (puedes consultar tú mismo los datos y hacer la correspondiente comparación). En definitiva, no es más que pura propaganda para conducir a la masa en la dirección deseada. 

Esto mismo ocurrió con la falsa pandemia, que fue una prueba indiscutible para ver con qué rapidez la población asumiría al unísono los dictados del gobierno, por muy descabellados que estos fueran. ¿Y quién fue el artífice de tal disparate? Evidentemente, los grandes medios de comunicación, con la todopoderosa televisión a la cabeza. Ellos fueron los encargados de llevar a cabo la mayor autocensura y propaganda de la historia. En honor a la verdad, he de decir que tuvieron un éxito arrollador, y ese éxito se debió a que hicieron un excelente trabajo: demonizaron todo aquello que interesaba demonizar (el Covid-19), ensalzaron todo aquello que convenía enzalzar (las “vacunas”) y ocultaron todo aquello que pusiera en duda su relato.

Es evidente que la mentira, la censura y la falta de libertad de expresión hicieron posible la falsa pandemia, y con ello la puesta en escena de todas esas estúpidas medidas totalitarias. Cuatro años después, casi todos los gobiernos del mundo (fundamentalmente los que tomaron más partido en esta locura) han ampliado su poder y abusado de su autoridad para oprimir aún más a sus gobernados. Y es que los gobiernos han aprendido a utilizar una crisis tras otra para ampliar su poder, y justificar todo tipo de tiranía en nombre de la seguridad nacional, de la salud o de salvar el planeta.

Insisto en que el problema está en la población, que bien por ignorancia, sumisión o cobardía no tiene la valentía suficiente para decir ¡basta!

Las líneas ideológicas hoy en día están más marcadas que nunca; no caigas en esa trampa. Piensa en cómo eran las cosas en el pasado y te darás cuenta enseguida de que te están engañando. No tengas miedo a consultar otros medios alternativos que no son financiados con dinero público o privado. Analiza lo que dicen y compáralo con lo que cuentan los grandes medios de comunicación atiborrados a millones por el poder global del dinero. Lo importante es que pienses por ti mismo y no te dejes influenciar por ideologías, por muy en sintonía que estén contigo. Y lo más importante, no permitas que te distraigan con la política circense y el constante aluvión de malas noticias; no le prestes ni un minuto de atención. Y, por supuesto, habla sin tapujos de lo que quieras. Sólo así podremos salvar la libertad de expresión.